13 Jun 2025

Adrián Le Bandit: Los tattoos son los nuevos cuadros

Escrito por Max Gil
adrián le bandit

Antes la gente se compraba una casa y compraba cuadros para decorarla. Ahora la gente vive de alquiler en un cuartucho en el centro de Madrid por 700€. Y a los dos años, o más si tienes suerte, te mudarás. Qué haces, ¿te llevas todos los cuadros? No. Te tatúas y llevas las obras de arte siempre contigo. Y te acompañan incluso cuando todo lo demás desaparece, incluso la ropa.

Esa es la visión de Adrián Le Bandit sobre el tattoo. Con el añadido de que cada uno tiene su historia, un lugar, una persona, un momento y un recuerdo.

El folk es como una camiseta blanca de corte bonito

El estilo de Adrián es sencillo, pero no simplón. Lo define como “una camiseta blanca con un corte bonito”. De esas que no destacan a gritos, pero sientan tan bien que no necesitas más. Diseños sobrios, líneas limpias, formas que encajan con el cuerpo sin atraparlo. Un tipo de elegancia que viaja desde las prisiones francesas del siglo XX hasta la actualidad con elegancia.

Adrián bebe de la tradición del tattoo folk europeo —símbolos de protección, signos rurales, historias heredadas— y también del tatuaje carcelario francés. Porque Francia no solo inventó la criminología en el siglo XX, también estudió los tatuajes de prisión. Marcas que decían “esto soy”, en un mundo que solo te quería invisible.

Y aunque hoy los haga desde otra mirada, Adrián no olvida de dónde vienen esos gestos. Sus tatuajes son una identificación con esa historia de resistencia europea. No son tributos a una estética marginal; son formas de recordar que el cuerpo también puede contar su propia verdad.

adrian le bandit
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Tatuar es hacer lo que te dicta el cuerpo

Adrian no se esconde detrás de discursos místicos. Va al grano. Dice que lo más bonito que puedes hacer es hacer lo que te dicta el cuerpo cada día. Y eso aplica igual para vivir que para tatuar. Si hoy te vibra una idea, lánzala. Si te gusta lo que haces, enséñaselo al mundo. “Solo hay una vida, y estamos aquí para jugar.”

Ese impulso es lo que convierte cada tattoo en algo genuino. No responde a modas, no obedece a algoritmos. Responde al momento. A lo que tú eres ese día, a lo que tú necesitas dejar en la piel para seguir.

Arte sin pared ni mármol

Le Bandit se formó en Bellas Artes, pero pronto se dio cuenta de que no quería colgar cuadros, sino a tatuarlos.

Cuando no hay un espacio propio, ni una casa, ni un futuro claro. En ese vacío, el cuerpo se convierte en galería, en escudo y bandera.

Por eso, aunque sus tatuajes son decoración , trascienden. Algo que, como dice él, se queda contigo aunque lo pierdas todo.

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