10 Oct 2024

Baumfest: Donde hay tattoos no manda el mainstream

Escrito por Max Gil
Baumfest tattoo festival

Tinta, motos y… ¿extraterrestres?

Este año se celebró la internacionalmente conocida convención de tattoos Baumfest. Era su edición número 27, la primera para mi.

Desde la terraza del bar frente a la Fira de Barcelona, edificio donde tenía lugar el evento, observaba el constante trasiego de personas. Muchas corriendo para no perder el bus. Así es la vida en las grandes ciudades. Por suerte, yo no tenía ninguna prisa.

Tattoox había asistido a la convención a acompañar a algunxs de los tatuadorxs que imparten formaciones en Tattoox Academy, a grabar contenido y mantenerse al día con las nuevas tendencias del mundo del tattoo.

Bajo la mirada de alguien que asiste por primera vez, todo es nuevo. Detectar las nuevas tendencias me sería misión imposible. Sin embargo, al no tener ninguna referencia previa del Baumfest, mi visión virgen quizás anime a esas personas indecisas que han rechazado la invitación de familiares o amigxs.

Para empezar, si nunca has visitado Barcelona, la ubicación es uno de los lugares con más construcciones diseñadas para robarte la atención. La antigua plaza de toros de estilo neomudéjar reconvertida en un centro comercial, las Torres Venecianas, el imponente Museo Nacional de Arte de Cataluña y, en dirección opuesta en lo alto de la montaña, El Tibidabo. Todo en un sólo golpe de vista. Tras registrar mi entrada avancé hacia el primer salón. El olor a carne asada, especias y patatas fritas eran una buena pista. Varias filas de mesas y bancos, dedicados a las buenas reuniones, estaban rodeados por food trucks con una oferta gastronómica para todos los públicos.

Si logras resistir la tentación y no te detienes llegas de pronto al meollo. Más de 200 cabinas de tatuadorxs de todas partes del mundo te esperan. Puedes coger pegatinas, comprar camisetas, láminas, tatuarte o mirar cómo tatúan a alguien más valiente o ricx que tú.

Nada más pasar ves una cabina en la que se hace tatuaje maorí como dios, concretamente el maorí, manda. Otro de los puestos que llamaban la atención en la entrada no era de tatuaje si no de maquillaje de efectos especiales. La maquilladora era la que se encargaba del maquillaje de la película El Hoyo 2, estrenada ese mismo fin de semana. Estuvo preparando durante largas horas una especie de extraterrestre rosáceo antropomórfico que más tarde posaría junto a lxs tatuadorxs premiadxs en el Baumfest.

Además del tatuaje maorí pude encontrar otras exóticas técnicas como el tebori japonés o el handpoke. Si existía un estilo o técnica de tatuaje estaba allí: realismo, tradicional, anime, neotradicional, maorí, japonés, mezcal, cibersigilismo, blackout…

Por extraño que pueda parecerte, hasta unx indolente sin tatuajes hubiera disfrutado del Baumfest. Podías comer y beber, escuchar conciertos, participar en rituales de té orientales, ver deportes extremos (y fingerboarding), una exposición de motos, graffitis y mucho más.

Aunque el foco estuviese puesto en el tatuaje, la convención es en realidad un escaparate para la cultura. Un lugar en el que te puedes escapar, aunque sea durante tres días, del mainstream, de la moda y del agobiante trasiego de la ciudad. Un espacio que ya es más familiar que marginal aunque siempre haya un hueco para esas personas que no han encontrado su sitio ni a la sombra ni a la luz del sol.

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