Javi Wis: De campeón nacional a tatuador

Javi Wis no es un tatuador al uso. Su camino hasta la aguja no pasó por el recorrido típico de la ilustración o el graffiti, sino por el patinaje artístico. Ahí dejó una huella imborrable: nueve veces campeón de España, siete europeos y cuatro mundiales. Pero más allá de los títulos y la exigencia de la competición, Javi siempre tuvo una inquietud creativa.

En el patinaje, Javi no solo se preocupaba por la técnica y la precisión, sino también por la estética. Diseñaba sus propios vestidos y se encargaba de los detalles, desde la silueta hasta el brillo de cada cristal. Esa misma atención al detalle y a la composición visual la trasladó al tatuaje. Por eso su estilo se ha ido puliendo hasta convertirse en una mezcla entre lo ornamental, lo japonés y el realismo.

Sus diseños juegan con formas que recuerdan al suminagashi, las ondulaciones del agua en la técnica tradicional japonesa. Pero también con elementos tribales, victorianos y composiciones de alto contraste. Las líneas gruesas y sólidas son su sello, contrastando con rellenos potentes y sombras realistas, elementos que fue integrando poco a poco en su evolución como tatuador. Lo que empezó como un aprendizaje técnico haciendo de todo, terminó por definir su lenguaje propio: un equilibrio entre fuerza y fluidez, entre control y movimiento, como si cada tatuaje fuera una coreografía sobre la piel.

Javi sigue conectado al mundo del patinaje a través de la tinta. Muchxs de sus clientxs son antiguxs compañerxs y referentes del deporte. El último el reciente tricampeón del mundo, a quien tatuó para conmemorar su retirada con un diseño que encapsula sus tres victorias. Es un recordatorio de que, aunque haya cambiado los patines por la aguja, el espíritu sigue siendo el mismo: precisión, elegancia y un respeto absoluto por el arte.

No le preocupa la percepción de lxs demás. Ni en el patinaje, cuando algunxs podían verlo como un deporte “demasiado femenino”, ni en el tatuaje, donde la presión de las redes sociales puede inflar egos o crear expectativas vacías. Para él, la clave está en mantenerse fiel a lo que le gusta, en seguir explorando su estilo y en tatuar con la misma determinación con la que patinaba. Porque al final, el verdadero arte no está en los números, sino en el impacto que deja en quienes lo llevan.