El placer y la libertad de vivir cada momento
GOA, artista enigmático y provocador, ha construido una carrera a partir de una búsqueda implacable de placer y autoexploración. En sus canciones, las letras entrelazan referencias al éxtasis, el sexo, la autoexploración y, por supuesto, la muerte, aunque desde un prisma despreocupado. Y aunque en su obra no hay espacio para el miedo o la reflexión existencial profunda, sí la hay para entrevistas como esta:
Si hubiera querido “tirarse el moco”, nos podría haber contado que su nombre viene de las playas de Goa, India. En esas playas surgieron las primeras free parties en los años 70 que reunían a hippies de todo el mundo. En ellas abundaban los psicodélicos y la música ácida. Finalmente derivarían en las populares “raves”. Pero como Goa es un tipo sencillo, prefirió no abrumar al personal. Contó que su nombre artístico lo encontró por casualidad, al ver el perfil de una chica marroquí en Facebook. Así de simple.
Consciente de este dato o no, lo que sí es seguro es que en sus letras explora los límites de la existencia humana y se entrega al disfrute carnal, como si cada momento fuera el último. Para GOA, este hedonismo está ligado no solo a la música y a la experiencia estética, sino también a la subversión de todo lo que es sagrado o normativo.
Cuando en la entrevista a Goa se empieza a especular sobre el futuro, nos cuenta que no tiene grandes expectativas. Y esto tampoco parece inquietarlo. Dice que en 20 años se ve haciendo lo mismo, «si Dios quiere», y añade con sarcasmo: «Y como Dios no existe, pues lo mismo». Esta visión atea lo despoja de la necesidad de buscar respuestas trascendentales o de justificar su comportamiento en base a alguna moral impuesta. En su mundo, las reglas son fluidas, y los límites los define el placer.
Los tatuajes, omnipresentes en su cuerpo, son una extensión de su identidad vitalista. Cada uno cuenta una historia, no necesariamente profunda o filosófica, pero sí personal. GOA se tatúa por impulso, como si el acto de marcar su piel fuese una forma de inmortalizar un momento fugaz. Para él, los tatuajes no son monumentos a su vida pasada, sino cicatrices que simbolizan su despreocupación por lo eterno y su devoción por el presente.
En esta entrevista a Goa, el hedonismo desenfadado se ve reflejado tanto en su estética como en su actitud . Para los más románticos, su obra es una manifestación de la libertad más radical: la de existir sin justificaciones para celebrar lo sucio, lo humano.
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