Cybernene, roomtrash, yyynestrosa y 8belial no son un grupo de música aunque canten juntos. Son un colectivo, una corriente que desafía las normas de la industria y de la sociedad junto con su productor Ezewkiel (conocido como El Wiwi). Cada uno de ellos es independiente, pero se unen bajo el nombre de Disobey para crear un movimiento con una voz propia. No se atienen a ninguna etiqueta; son ágiles, versátiles y con una irreverencia que refleja su filosofía.
En la entrevista, los llevamos de vuelta al 2014, una época que ha definido su estilo. ¿Serán capaces de volver?
Los tattoos que les ha hecho @cremahidratante están inspirados en el 2014:
Ese fue el año del auge de juegos como Agar.io y Slither.io, y cuando nombres como Paco Sanz aún no se habían convertido en cultura popular de internet. También era el tiempo del miedo al ébola, pero en retrospectiva, todo parecía más simple y feliz que hoy. Tres años han pasado desde la pandemia y continúa la escalada de los conflictos bélicos internacionales. Disobey usa esta nostalgia no solo como un guiño estético, sino también como crítica a una sociedad más fragmentada, caótica y carente de lógica. A pesar de que el estilo urbano ha estado históricamente relacionado con el uso de drogas, Disobey no sigue esa tendencia. De hecho, se burlan de ello:
«A algunos les gusta más la droga que la música»
Ellos son diferentes. Para ellos, la moda y la música van de la mano, pero la droga queda fuera de la ecuación. Esto los distingue de generaciones anteriores como Pxxr Gvng, cuya música estaba más ligada a una cultura hedonista. Disobey apuesta por la autoexpresión, la estética y el humor como pilares de su propuesta. La música que hacen está más conectada con el estilo, la imagen y la sátira, sin necesidad de los excesos que otros abrazan como símbolo de rebeldía.
La actitud de Disobey resuena con la filosofía cínica. Ellos al igual que Diógenes, rechazarían también a Alejandro Magno diciéndole «lo único que quiero es que te apartes, me tapas el sol». Desprecian los laureles del éxito convencional. No buscan encajar en el sistema ni obtener reconocimiento del sistema.
Prefieren disfrutar de su propia luz y marcar sus propias reglas, sin dejar que nadie se interponga. Ni siquiera los viajes espacio-temporales.