¿Quién dijo que para dejar huella hay que hacer ruido? Mientras la industria del tatuaje corre tras máquinas más potentes y técnicas ultrarrápidas, hay quien prefiere pisar el freno y tomar el camino contrario. Ese alguien es Crema Hidratante, un tatuador que no solo ha creado su propio estilo, sino que construye desde cero las máquinas con las que tatúa.
La historia tiene un toque de genialidad, la cosa surgió así: cuando le robaron su primera máquina, Crema no corrió a Amazon a pedir otra. Recurrió a una antigua máquina que él había fabricado a partir de un cepillo de dientes. Y lo que empezó como una solución desesperada se convirtió en su sello. Pero no fue todo así de rápido. Primero estuvo tatuando a mano. Y del handpoke pasó a fabricar pequeñas máquinas caseras con lo que tenía por casa hasta llegar al punto de transformar muñecos de juguete coleccionables en máquinas de tatuar únicas.
Sus máquinas son peculiares, operan a solo 1,5 voltios. Sí, leíste bien. Cuando otrxs tatuadorxs usan máquinas de bobinas que suenan como taladros, las suyas apenas susurran. No hay líneas agresivas clavadas de una sola vez, sino que trabaja construyendo las líneas, creando capas, con paciencia, con menos dolor y sin prisa.
Estas máquinas caseras, al funcionar con motores muy básicos, tienen menos fuerza y apenas dañan la piel. Su técnica es metódica: trabaja saturando poco a poco, como quien aplica acuarela, añadiendo profundidad gradualmente sin causar tanto dolor como las máquinas convencionales. Esto da como resultado tatuajes con un estilo único que recuerda al black & grey o fine line pero con más textura, imposibles de replicar con máquinas ortodoxas.
Pero Crema va más allá de los tatuajes. Ha llevado sus diseños a ropa: camisetas y sudaderas, telas y lienzos que crea en su propio espacio. Lejos de querer replicar la misma prenda una y otra vez, pinta una a una cada prenda con el aerógrafo.
Como otros creativos, Crema sabe lo complicado que es «trabajar de lo que te gusta sin convertir lo que te gusta en tu trabajo». Tiene claro que necesitas ciertos límites para mantener la libertad creativa. Mientras la industria del tatuaje se vuelve cada vez más rápida y comercial, él apuesta por lo artesanal, la experimentación y hacer las cosas a su manera disfrutando de cada momento del proceso.
Al final, ¿para qué necesitas la máquina con más potencia del mercado si no se adapta a tus necesidades?