“¿Quieres aprender a tatuar? ¡Qué guay!”.
“¿Y no da miedo tatuar a alguien?”
“¿Pero sabes dibujar?”
“¿No es muy difícil entrar en ese mundillo?”
Spoiler: sí a todo. Miedo da. Dudas tienes. Dibujar… depende. Pero hay una cosa clara: si estás leyendo esto, es porque te pica el gusanillo más fuerte que la ansiedad que te da lanzarte. Y eso, ya es decir mucho.
No es elegir un diseño bonito y ya. No es hacer un curso express y salir tatuando como si fueras el primo secreto de Dr. Woo. Aprender a tatuar desde cero es cagarla, es frustrarte, es sentirte una estafa… y aun así volver al día siguiente con el grip en la mano y el estómago encogido.
Es entender que esto no va de ser artista perfecto, sino de querer contar algo con tinta. Y de hacerlo con respeto, constancia, y muchas prácticas encima (al principio en piel sintética, claro, que tampoco somos tan salvajes).
Otra cosa que nadie te dice: no hay edad para empezar. Ni biológica ni emocional.
Puede que tengas 17 y lo tengas clarísimo. Puede que tengas 34 y hayas probado 3 vidas antes. O puede que tu plan de vida se haya derrumbado y este sea tu último intento de hacer algo con sentido.
También: no hace falta ser Da Vinci. Sí, saber dibujar ayuda. Pero lo que más importa es saber observar, tener paciencia y aceptar que vas a empezar con líneas temblonas, sombras chungas y decisiones discutibles.
Todos empezamos desde ahí. Incluso lxs que ahora tatuan como dioses.
Te doy lo que a mí me habría gustado leer:
👉 Si quieres un sitio donde empezar con todo esto sin postureo ni elitismos, existe: se llama Bootcamp Tattoox. Aquí aprendemos, nos equivocamos, nos apoyamos y tatuamos. En ese orden.
Es aprender a sostener el pulso cuando lo emocional te tambalea.
Es aprender a cuidar una piel que no es la tuya.
Es aprender a escucharte incluso cuando todo grita que no vales.
Pero también es la primera vez que ves una línea limpia y se te saltan las lágrimas.
Es cuando alguien confía en ti para algo que llevará toda la vida.
Es ese momento en el que te das cuenta de que, aunque estés empezando… ya formas parte de algo.
Duda. Es sano.
Pero no dejes que la duda te paralice.
Aprender a tatuar desde cero es una locura. Pero es de las buenas.
Y si quieres hacerlo con nosotrxs, te guardamos sitio en la mesa de prácticas.
Con tu grip, tus miedos… y tus ganas.
Nos vemos en el bootcamp. 🖤