La rodilla es como esx colega rarx que no sabes si te va a abrazar o dar una colleja.
Una zona compleja.
Inestable, con piel que se estira, se encoge, se arruga y te desafía a cada línea.
Y sí, la pregunta es clara y directa:
¿A qué profundidad meto la aguja al tatuar una rodilla?
Spoiler: no hay una cifra mágica, pero sí hay cosas que necesitas saber antes de pinchar.
Porque tiene menos grasa subcutánea que otras zonas.
Porque la piel es más tensa o arrugada, según la postura.
Porque está llena de hueso, pliegues y movimiento.
Y porque duele. No lo vamos a negar.
Tatuar la rodilla es como tatuar una decisión: firme, valiente, pero que hay que hacer con cabeza.
Como norma general en tattoo, la aguja debe penetrar entre 1,5 mm y 2 mm en la piel, llegando a la dermis (ni más arriba, que se borra; ni más abajo, que se revienta).
👉 Pero en la rodilla, más que pensar en números, tienes que leer la piel:
Trabaja con movimiento constante y preciso, y si no ves que la línea queda clara, repasa después con suavidad.
🖤 Usa vaselina con cabeza: ayudará a controlar la fricción, pero tampoco empapes.
🖤 Ve más lento: la zona requiere más atención.
🖤 Empieza por el contorno y ve evaluando cómo responde la piel.
🖤 Consulta referencias anatómicas si no estás segurx: hay rodillas más marcadas y otras más “acolchadas”.
Sé honesto contigo.
Si es tu primer tatuaje o tu primera rodilla, no te lances sin antes practicar o sin tener la guía de alguien con experiencia.
Porque una rodilla mal tatuada… se nota. Y cuesta arreglarla.
La aguja debe entrar solo lo necesario para alcanzar la dermis, con la presión justa y adaptándote a la piel que tengas delante.
No hay que tatuar con miedo, pero sí con respeto y precisión.
Tatuar bien una rodilla no te hace mejor tatuadorx.
Pero hacerlo mal sí puede dejarte en evidencia.
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🖤 Tattoo no es solo arte, es técnica y responsabilidad.
Y sí, incluso (o sobre todo) en las rodillas.