Alejandro Rincón, el tatuador que imaginó tus tattoos en el mundo virtual y se forró
Si alguna vez te imaginaste llevar tus tattoos favoritos más allá de la piel, tuviste la misma visión que Alejandro Rincón… ¿la diferencia? Él se forró. A este tatuador colombiano no le bastaban con tatuar personas, así que empezó a tatuar muñecas y las digitalizó creando Metadolls:
Lo interesante es que, mientras sus seguidores virtuales crecían, el valor de sus NFTs caía en picado. Tal vez, el mercado se dio cuenta de que ser dueñx de una Metadoll tatuada era como tener una máquina de tatuar digital: bonita, sí, pero con el mismo valor práctico que un tatuaje en el aire. Aun así, Alejandro sigue apostando por la idea y sueña con una tienda de tatuajes virtual donde cualquier persona pueda “marcar” su NFT favorito.
Las Metadolls se encuentran en la blockchain de Ethereum y cada muñeca cuenta con tatuajes, piercings y estilos propios, convirtiéndose en piezas digitales exclusivas que empezaron vendiéndose en Crypto.com por $70. Su valor se disparó rápidamente hasta alcanzar precios cercanos a los $90. Ahora puedes encontrar algunas de ellas a partir de $7, lo que demuestra la dinámica cambiante de este mercado.
La clave de este proyecto no es solo la innovación tecnológica, sino el mensaje detrás de cada tatuaje: romper la homogeneización y dar espacio a la autoexpresión, incluso en el metaverso. Para Alejandro, los NFTs son más que simples piezas digitales; representan una nueva forma de personalización y conexión con el mundo virtual.
Vamos, que la identidad también se vende en píxeles. Pero eso no es nada nuevo, el mercado de las skins en los videojuegos mueve cada vez más millones.
Esta colección de muñecas tatuadas pasó del furor a la desinflación en el mercado NFT. Al final, es probable que quien compró una Metadoll tenga hoy algo tan tangible como el humo. Aunque, para ser justxs, Alejandro sigue soñando con una tienda de tatuajes virtual donde puedas personalizar tus NFTs. Para él, el tattoo virtual es la próxima frontera de la personalización.
Ahora, seamos realistas: ¿te comprarías un tatuaje virtual que no puedes ver en el espejo?
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