Hay tatuajes que no se hacen por moda.
Ni por estética.
Ni siquiera por rebeldía.
Hay tatuajes que se hacen para recordar hacia dónde ibas cuando todo se movía.
Y la rosa de los vientos es uno de ellos.
No importa si navegas, vuelas o te pierdes cada dos por tres.
Si alguna vez sentiste que necesitabas un norte —uno de verdad—,
quizá esta brújula antigua tenga algo que decirte.
La rosa de los vientos no solo es un diseño marinero bonito.
Es dirección.
Es búsqueda.
Es decisión.
Para muchos hombres, tatuársela es marcarse un punto fijo en mitad del caos.
Un símbolo de libertad, exploración o raíces.
Puede representar a alguien que te guía.
Un lugar al que siempre vuelves.
O ese momento exacto en el que supiste que tenías que seguir tu camino, aunque nadie entendiera por qué.
Aquí no venimos a hablarte de modas.
Venimos a hablarte de símbolos con fondo.
De tinta con historia.
Algunas ideas que ya han marcado pieles:
Depende de si la quieres mostrar, mirar o esconder.
Pero algunos lugares tienen historia:
Cada rosa de los vientos dice algo distinto según cómo la traces:
Porque sí, a veces ni tú lo sabes.
Y aún así, sigues.
Sigues buscando, fallando, encontrando.
Y eso también merece ser tatuado.
Una rosa de los vientos no da respuestas.
Pero acompaña.
Y a veces eso basta.
No pasa nada.
Habla con tu tatuadorx.
Cuéntale por qué te resuena este símbolo.
Quizá no es una rosa lo que necesitas.
Quizá es otra forma de marcarte el camino.
Pero si tiene sentido para ti…
la tinta sabrá cómo contarlo.