04 Jun 2025

Mei Pang: Obsesión por la simetría

Escrito por Max Gil
mei pang

Esta maquilladora canadiense de 28 años se ha convertido en un icono dentro del mundo del tattoo por sus piezas perfectamente simétricas, como si cada diseño estuviera trazado con regla y compás sobre un cuerpo que, paradójicamente, ha tenido que aceptar con todas sus asimetrías. En este episodio de Get The Tattoo, Arnau Mestre ha sido el responsable de comentar los tattoos de Mei Pang.

Simetría como refugio

Mei creció en un entorno estricto, religioso y muy controlador, donde el arte era un pasatiempo limitado y la magia de las películas estaba prohibida. La sobreprotección fue tal que lo primero que hizo al tener acceso a Internet fue explorar todo lo que no le habían dejado ver. Su revelación llegó en plena era Myspace, entre estéticas “scene” y artistas como Zombie Boy. Poco después se rapó la cabeza, se alejó de casa y empezó a tatuarse. A escondidas.

Gracias camisetas de cuello alto, pelucas y visitas espaciadas pudo ocultar a su familia durante años lo que realmente estaba pasando en su piel. Hasta que un día, en un restaurante de dim sum, se quitó la peluca frente a su padre. Él le dijo: “Por fin puedo ver tu cara bonita”. Y ahí se derrumbó. Fue el momento en que entendió que su cuerpo podía ser suyo.

Cuando el espejo se vuelve arma

Su segundo tatuaje fue un punto de inflexión. Al mirarse al espejo, se sintió… torcida. No literalmente, pero había algo en la composición que le incomodaba. Así nació su obsesión con la simetría. Llamó a su tatuadorx y repitió la pieza en el lado opuesto. Desde entonces, esa regla ha guiado casi todo lo que se ha tatuado: lo que hay en un lado, se replica en el otro. Pero la perfección no existe. Su cuerpo no es perfectamente simétrico, y eso, lejos de frustrarla, se convirtió en una lección. Como la colita de rata en su espalda que no está del todo centrada y que decidió dejar así, a propósito. Porque en su caso, tatuarse no solo es una decisión estética. Es una manera de calmar el caos, de ordenar su mundo interior. Cada tatuaje es un gesto de equilibrio frente a lo imprevisible.

Dolor, impulsividad y juego

Mei es muy clara: “No te puedes ver así sin ser impulsiva”. En su cuerpo hay decisiones rápidas y procesos largos. Un tatuaje temporal en el cuello acabó convirtiéndose en uno real ese mismo día. Sus costados fueron de las primeras zonas en ser tatuadas. La cabeza, lo último… y lo más duro. Mientras le tatuaban la parte superior del cráneo, no podía hablar, ver ni oír. Solo sentir el zumbido de la máquina y la vibración directa sobre el hueso. Fue como meditar a la fuerza. Acabó con sangre bajándole por la frente y medio mareada, pero feliz.

mei pang
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Solo negro, todo color

Hay una razón por la que Mei solo se tatúa con tinta negra. Desde pequeña leyó que los pigmentos de color no quedan bien en pieles con subtonos amarillos como el suyo. Que podían reaccionar mal. Así que, por prudencia y por estética, optó por la sobriedad. El color lo deja para el maquillaje. Ahí se desquita. En el rostro, que puede borrarse cada noche, juega con texturas, paletas, contrastes. En la piel, que se queda para siempre, prefiere el negro.

Mei Pang no busca ser perfecta. Pero sí busca que todo tenga sentido. Y en ese camino de autorreconocimiento entre lo estético, lo emocional y lo simbólico, ha construido una identidad propia. Una que ya no necesita pelucas ni ropa de cuello alto.

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