En Traumatismo Kraneoencefálico 2, el disco que los vuelve a juntar, esta alianza ha ido más allá de lo terrenal. Han pasado ya 7 años desde que sacaron su primer álbum juntos y han cambiado muchas cosas, en lo musical y en lo personal. Aunque en esencia, todo siga siendo igual.
En su paso por el nuevo episodio de Inkvitados, ambos hablaron del disco, de la oscuridad como lugar de creación y de la espiritualidad que hay detrás de sus imágenes.
Traumatismo Kraneoencefálico 2 no es un disco amable. Ni lo pretende: guitarras eléctricas, distorsiones y una atmósfera mística y melancólica marcada por la muerte de su amigo Louis9k.
Ese es el paisaje mental. No hay redención. Hay aceptación, visiones, drogas. Pero también lucidez. GOA lo define como “una continuación lógica del viaje” que inició en el primer volumen. Y Yung Beef, con su clásico tono sin filtro, lo resume así: “Estamos curando cosas que ni sabíamos que estaban rotas”.
Hablan de la ansiedad, de la presión de vivir con un pie dentro y otro fuera del sistema. De cómo a veces la música —como el tattoo— sirve para fijar ideas que flotan en el aire. De cómo el tatuaje ayuda a transitar el duelo. Y de cómo hacer arte es muchas veces el único modo de sobrevivir sin destruirse. El traumatismo, en este disco, no es solo un golpe. Es un shock.
GOA y Yung Beef hablan de espiritualidad pero no se refieren a un dios. Hablan más bien de un tipo de conocimiento intuitivo, de saber que algo es verdadero aunque no puedas explicarlo. Ahí encajan los tatuajes, como marcas que conectan con algo anterior, ancestral. Cada símbolo tiene un peso. Por eso no han elegido tatuarse al azar. Buscan sentido. Buscan conexión, en este caso, con el más allá.
El tattoo, como el arte, es una manera de dejar constancia. Una especie de autobiografía visual. Un ritual mágico que sirve para canalizar y para transformar. En ese sentido, GOA y Yung Beef se han tomado en serio el significado espiritual del tatuaje que se han hecho, aunque no usen esas palabras. Los tattoos que les hacen Galgo Canalla y Adrián Le Bandit son en recuerdo a Louis9k.
Pese a la imagen solitaria que proyectan, tanto GOA como Yung Beef insisten en la importancia de rodearse de personas afines. De artistas que no busquen agradar. Hablan del respeto mutuo, del proceso de compartir y de cómo el arte se vuelve más potente cuando nace desde lo colectivo pero sin diluir la individualidad.
En ese proceso, la figura de Louis9k es clave. Su muerte marca un antes y un después en la vida de ambos. El disco y los tatuajes son homenajes velados. Una forma de seguir hablando con él aunque ya no esté. Y es que en cierto modo, Traumatismo Kraneoencefálico 2 es también su disco. Uno que refleja el vacío que deja alguien que fue familia, y de cómo ese vacío se convierte en impulso para crear, para unir, para dejar constancia.
En tiempos donde todo parece tener que ser útil, positivo o vendible, su propuesta es otra: quedarse con lo crudo, lo turbio, lo que no encaja, y convertirlo en algo que no necesitas explicar. Se siente. Así de simple. Y así de difícil.